El origen del nombre de la Granja es elocuente. Un día, por casualidad, oímos hablar del “arroyo de Cantagrullas” a una vecina del pueblo. Buscando posibles orígenes encontramos que se trata de un topónimo de esta región, de la zona de Ataquines, el municipio con el que linda Ramiro por el sur. Es un paraje en el que habitualmente paraban las grullas a descansar en su largo viaje migratorio desde el norte de África a centroeuropa y a los países nórdicos y viceversa.
Este nombre hace alusión a los cantos que hacen estas aves cuando viajan en grandes bandadas. Con el paso de los años las grullas paran cada vez menos por aquí, pues el nivel de las aguas ha mermado y los lavajos que antaño caracterizaban el paisaje ya no se forman, salvo en años muy lluviosos.
Así, acuñando el nombre de Cantagrullas a nuestro proyecto, queremos reivindicar un modo de vida respetuoso con el medio ambiente que nos da sustento.
Rescatamos el buen hacer tradicional y artesano, adquirido a lo largo de varias generaciones, pero sin renunciar a los beneficios de los adelantos técnicos y avances tecnológicos aplicados a los sistemas de producción, que nos permite elaborar unos productos de excelente calidad.